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El invierno es el más largo*
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PINTURA Y GRABADO





El invierno es el más largo*

El Van Gogh femenino – así se llama Milena Aguilar en una pequeña historia que se inventó ella misma. La historia está contada desde el punto de vista de un campesino. – No se ven rastros de ella, se lo lleva todo –, dice el campesino de ella, la pintora. La respeta, sabe que es trabajo duro el de pintar un cuadro. Y no pinta cualquier cosa, sino sus campos. Por eso el campesino espera con la cosecha hasta que termine pintándolo e incluso lo llama su campo de ella.

Y los campos, de quien los vería el campesino, si contemplara el cuadro terminado que se llama Colza y Centeno. ¿Suyo o los de ella? Los vería en tonos cálidos, tonos marrones suavemente aplicados, separados por el camino de un verde luminoso que lleva a un pequeño mirador de cazadores, vería la fila de árboles en la mitad superior del cuadro, reconocería cada árbol, tan exactamente está pintado. Y al fondo reconocería también el borde del bosque y un trozo del cielo gris paloma, un cielo nada especial que no es nada más que la suma de nuestros cielos (alemanes) de verano (... y qué calor puede hacer bajo esos cielos. Y qué calor hacía cuando se creaba ese cuadro...). No le vamos a pedir demasiado al campesino, pero si empezara a interesarse por los cuadros de Milena Aguilar entonces se encontraría a menudo con esos cielos junto con esos suaves campos cálidos y la fila de los árboles que a veces es una fila de casas. Y su campo se convertiría en algo diferente, ni suyo ni de ella, mucho más parte de un arte cuyo sentido es el tiempo. El tiempo que pasa delante de nuestros ojos y se deshace y que en el fondo da vueltas. Si se está bastante tiempo bajo el efecto de estos cuadros se empieza a oir el zumbido de una mosca que se acerca y se va y vuelve otra vez. Será que ese zumbido viene de alguna de esas moscas que Milena Aguilar fijó en sus grabados filigranos para coger con ello la duracíon.

Pero alto, basta con habladurías. Volvamos al aquí y ahora. Volvamos al trabajo, al tractor, al campo. Al "taller más grande del mundo", como dice ella. Después de encontrar un lugar que promete algo (no por último calma) y de sacar el caballete, las pinturas y otros utensilios, empieza algo que el que escribe este texto sólo puede esbozar insuficientemente.

Empieza con escoger el tamaño del cuadro. Hay varios tamaños para escoger: los cuadrados que son un poco difíciles para los paisajes, el más grande mide 114,5 cm de largo, "Colza y Centeno" mide 30 x 40cm. Luego se esbozan los objetos en el lienzo y sobre ellos las manchas.

No sólo los colores sino también las sombras tienen un efecto plástico, de materialidad. En eso se diferencian del hiperrealismo los cuadros de Milena Aguilar que desde lejos se pueden confundir con fotos (pero sólo porque estamos tan acostumbrados a las fotos). Claro que también lleva una cámara para casos de urgencia, para poder terminar un cuadro en caso si por ejemplo a un campesino bajosajón o a un negociante de chatarra berlinés o el tiempo no le pareciera bueno para pintar allí. Pero sólo en casos así. Ya le cuesta bastante omitir algo en una sección del cuadro, y ni hablar de añadir algo. Llama sus cuadros como se llaman los lugares aunque sean nombres raros. Tiene gran respeto por lo que está allí y por cómo está allí. ¿Será el respeto ante la creación? Pero dejemos eso- ella no conoce lo patético. Sin embargo hay en sus cuadros, aunque no sean excitantes, una cierta nostalgia y expectancia. De una manera intensiva lo siente el contemplador en el cuadro "Dammwildgehege" (compárese catálogo "Paisajes de Hoy, Historias de Ayer") que está penetrado de una calma luminosa. Este rasgo solemne lo encuentra otra vez en "la pradera" o en "el campo de colza". Una nostalgia existe también en una joya como el monte "Deister", un recuerdo de los panoramas hechos en una estancia en la región de Helmstedt en los que se pierde la mirada como antaño en los paisajes de la Italia del norte del cineasta Micheangelo Antonioni – la expresión "cuadros Antonioni" se declara aquí como expresión técnica.

En algunos cuadros, finalmente, la nostalgia se ha retirado a unos edificios altos en las afueras de la ciudad – o debajo de un oscuro anorak de un niño que está en un paisaje con nieve: El invierno es el más largo.* Eso es correcto en todos los aspectos.

Michael Angele, 2005

* "El invierno es el más largo" se refiere al tamaño del cuadro y evoca asociaciones con la estación del año que representa.